Carretillo de cántaros

Carretillo de cántaros

Hace unas décadas, cuando en las viviendas no había agua corriente, no quedaba más remedio que ir a buscarla a la fuente del pueblo. Para ello se utilizaban cántaros de barro, que eran trasportados a mano, apoyados en la cintura, en cantareras o en carretillos de madera que podían tener de uno a cuatro orificios para colocar los cántaros. El carretillo solía tener una pesada rueda de hierro que por lo general chirriaba bastante al caminar.

Rueda de carretillo


Hierro para marcar el ganado

Se compone de un mango de hierro y una empuñadura de madera. El mango termina en un distintivo o señal personalizada, en este caso las iniciales de mi abuelo, que servía para marcar e identificar al ganado ante posibles pérdidas o robo del mismo.

Mi abuelo lo utilizaba para marcar las ovejas, y lo hacía con pez calentada. Las marcas se colocaban en el lomo y los ijares, normalmente tres marcas en total. Tenía lugar una vez terminado el esquilado de las mismas, al finalizar la primavera.

Hierro para marcar el ganado


Criba o ceranda

La ceranda o criba era utilizada para aventar y limpiar las impurezas del grano. Está compuesta con aro circular de madera, de cinco o seis dedos de alto y unos 60 cm. de diámetro, y el culo de piel animal sin curtir en el que se han practicado agujeros circulares. En función del tamaño de dichos orificios, se utilizaba para cribar cereales o legumbres.
Criba o ceranda de garbanzos
Detalle criba de cereal


Huevos de corral

Estos días escuchamos y leemos en la noticias de cualquier medio la contaminación sufrida en Alemania por dioxinas encontradas en piensos animales y que está afectando a numerosas granjas porcinas y avícolas alemanas. Es en este momento cuando me acuerdo y valoro, más si cabe, cuando tomo unos huevos de corral.

Que no nos engañen, los huevos de corral no tienen uniformidad ni en su tamaño ni en el color de sus cáscaras, al contrario de los huevos de las gallinas explotadas industrialmente.

Huevos de corral de mis gallinas

Prácticamente todos los huevos etiquetados como "de corral" que podemos encontrar en las tiendas de hoy en día son producidos en grandes granjas industrializadas, lejos de los auténticos huevos de corral de los que hemos oído hablar a nuestros abuelos, aquellos que son producidos por la docena de gallinas que tenían en el corral de la casa del pueblo y que eran alimentadas a base de desperdicios de comida, cereales y lo que estos animales encontrasen escarbando por el suelo. ¿Quién no ha oído hablar de "La Gallina y la lombriz"? Seguro que esa gallina ponía auténticos huevos de corral.