Conocidos científicamente como Lactarius Delicious y en ciertas zonas del norte de la Península como rovellones, los níscalos pertenecen a uno de los géneros más apreciados y conocidos de hongos, y su presencia en diferentes platos de nuestra gastronomía se acrecienta con el paso del tiempo.
Pero no sólo en la gastronomía, sino que existe una auténtica fiebre de buscadores que está llevando incluso a regular su recogida en determinadas zonas de Castilla y León. Mi padre me cuenta cómo, cuando iba al pinar con mi abuelo a por barrujo para las ovejas, le decía: "no cojas esa mierda".
Sin embargo, hoy en día son un alimento con una excelente fama aunque su calidad va disminuyendo a medida que pasan los días. Por ello, es necesario encontrar un buen método de conservación. El mejor método es congelarlos (para ello, los herviremos antes durante tres minutos aproximadamente). La finalidad es que una vez que los saquemos del congelador no se tornen negruzcos.
El caso es que este sábado he podido disfrutar de la primera jornada 'nicalera' de la temporada. El cielo raso y la luna creciente de la noche anterior hacían prever bajas temperaturas y un buen escarchazo, hasta el punto que cuando llegué al pinar el termómetro del coche marcaba 0.0 grados (8:00 h.). Esperemos que la situación cambie y las temperaturas nocturnas se suavicen para que la temporada nos de un poco de juego. Las setas son un regalo de la naturaleza que no se sabe cuánto tiempo vamos a poder disfrutar.
Cesta de níscalos - 16-10-2010 |
Los seteros coincidimos en una cosa: la parte más placentera del universo micológico es la recolección, por encima de su degustación o su posterior venta. Es por eso que muchas veces, el peso de la cesta al final de la jornada es lo de menos si hemos podido disfrutar de un día en un pinar.
Así pues, las setas son un atrayente pretexto para disfrutar y su recogida, además, puede proporcionarnos una suculenta cena.
0 comentarios:
Publicar un comentario